El Centro Cultural Coreano inauguró el miércoles 17 de diciembre la exhibición “Rostros rituales: una lectura contemporánea del patrimonio vivo de Corea y Argentina”. La propuesta invita a reflexionar sobre el valor simbólico y social de las celebraciones populares y su potencial para conectar culturas.

Ante una convocatoria de 120 personas, se realizó la última apertura del año en el Centro Cultural Coreano, en la que obras de artistas argentinos y coreanos dialogan sobre las tradiciones festivas de ambos países. Prácticas como el carnaval, las murgas y las comparsas argentinas se vinculan con expresiones tradicionales coreanas como el talchum (teatro de máscaras), el nongak y el pungmul, poniendo en escena cómo estos rituales continúan vivos y en permanente transformación.

Con obras de Park Soo-keun, Lee Eok-young y Kim Joong-hyun, junto a los artistas argentinos Tadeo Muleiro, Anisima, Josefina Madariaga y Guido Ast, el recorrido propone múltiples miradas a través de la fotografía, el videoarte, la pintura, la escultura y los tapices, organizadas en torno a tres ejes: las máscaras y la identidad colectiva, el cuerpo en fiesta y el registro de la memoria popular.

La inauguración contó con la presencia de la directora del Palacio Libertad, Valeria Ambrosio, y los artistas Tadeo Muleiro y Josefina Madariaga. También acompañaron la velada amigos de la cultura coreana, quienes degustaron platos típicos del hansik.

Durante la apertura, la directora del Centro Cultural Coreano destacó el espíritu del proyecto: “A través de diversas obras, buscamos mostrar cómo el carnaval, las comparsas, el talchum o el nongak mantienen vivo el patrimonio intangible y dan forma identidades colectivas, tanto en Argentina como en Corea”. Y agregó: “En ese diálogo compartido, emergen semejanzas, gestos y modos de celebrar que nos acercan más de lo que imaginamos”.

El público acompañó el acto inaugural y valoró especialmente el cruce cultural y la fuerza visual de la propuesta: “Destaco particularmente el diálogo entre las obras, no sabía que los argentinos y los coreanos teníamos una conexión en la forma de desplegar las fiestas populares. Es muy emocionante”.